LO BUENO Y LO MALO. Podríamos pensar que “A Clockwork Orange” es una gigantesca metáfora sobre la libertad relativa que tiene el hombre para elegir entre lo bueno y lo malo. El excéntrico Alex es un joven de instintos liberados, perverso y brutal, capaz de golpear a un anciano y de violar a su mujer; pero también es una víctima del aquelarre del mundo, del desamparo, de la manipulación del poder.
Hobbes sostuvo que el hombre es naturalmente malo. Rousseau dijo que el hombre es naturalmente bueno y que se corrompe en sociedad. ¿Ud. que piensa, Mr. Kubrick? “Que el hombre nace malo, y que la sociedad lo vuelve peor”.
LA MUSICA. Hay quienes dicen que la historia del cine se divide en antes y después de Stanley Kubrick. No sólo en términos de calidad o innovación, sino también en términos de utilización de la música. El punto de inflexión lo marca “2001: A space odissey”. Hasta entonces, para Hollywood, la música era un mero resaltador de situaciones, una herramienta obligada para la apertura y el cierre. Pero desde “2001” se convierte en parte del guión mismo, en un metalenguaje constitutivo del relato. Aún hoy podríamos aceptar cualquier película de los 60’ con cualquier música de fondo. Lo que es imposible, sin dudas, es concebir a “2001” sin la música de Strauss o de Ligeti.
WOODY ALLEN DIXIT. “La primera vez que vi A space odissey no me gustó. Me decepcionó. Unos meses después estaba en California. Volví a verla y me gustó un poco más. La tercera vez pensé: ¡Qué película tan sensacional! Como pocas veces me ha pasado, comprendí que ese artista iba muy por delante de mi, que Stanley Kubrick iba muy por delante de todos nosotros”.
LA EXPERIENCIA VISUAL. Tengo tres imágenes imborrables de “A space odissey”. El hueso lanzado al aire, rotando suavemente contra un cielo limpio. La silenciosa agonía del computador HAL. La criatura humana, hacia el final de la película, mirando la tierra desde el útero cristalino. Tres instancias de fotografía pura. Entonces comprendo a Kubrick: “No es preciso tratar de entender la película como sea. Lo que es preciso es verla, oírla, y sentirla”. Reparemos en el orden de los verbos, que no es azaroso. Se trata, antes que nada, de una experiencia visual. Y cualquier interpretación de sentido, siguiendo a Susan Sontag, es aniquilar la belleza intrínseca de sus imágenes.
LOS MITOS.
Ermitaño y paranoico, vivía en una mansión de rejas electrificadas en las afueras de Londres.
El guión de “Eyes wide shut” fue impreso en papel rojo para evitar las fotocopias.
Durante el estreno de “A space odissey”, contó que 241 personas se habían retirado de la sala antes que terminara el film; ni una más ni una menos.
El hombre no llegó a la luna el 21 de Julio del 69’: lo que se vio fue una gigantesca puesta en escena que Kubrick montó en un estudio de Hollywood, a pedido del presidente Johnson.
El computador de “2001” se llamó “HAL” porque sus letras son las que preceden a las de “IBM”, que se habría negado a prestar el nombre para la película.
KUBRICK Y LA ESPERANZA. Nada está resuelto en las películas de Kubrick. El conflicto entre los sexos, entre las naciones, entre el hombre y sus semejantes, entre lo humano y lo artificial, giran y se repiten eternamente en una elipse sin fin. Nada queda zanjado.
Hay una lente –la de Kubrick- que mira al género humano con un tajante pesimismo, pero también con un guiño de ternura, de padre esperanzado. A diez años de su última película, tal vez nos quede la tarea de encontrar, bajo la superficie sórdida de su obra, un profundo mensaje de esperanza y amor por la humanidad.