BOSCHETTI / ESMAIL / MOYANO - Presentación Menage á Trois - Lunes 14/10/2024 - La Favrika Bar



 




Uno de los textos leídos:



Rojo, amarillo, verde

 por Gustavo Boschetti



Un tributo prosopoético a Bob Marley

 

"...y Dios dirá, cuando haga cuentas con los pueblos, que este hombre nació allí"

Kebra Nagast (libro sagrado etíope)

 

 

I.

Y ahora, mujer, caminás por la playa amanecida del Caribe, con el filo del mar que se detiene junto a tus pies oscuros. El humo del cigarro te cubre como una niebla, te realza los colores del vestido y de las rastas; y es tan necesario como el instrumento a la música, como la tela al fantasma. Fantasma errante en busca de la Tierra Prometida.

El tiempo está abolido. En el horizonte ya se advierten los “negreros” de otro siglo, las proas arrogantes del Imperio que señalan a Jamaica.

Llegan, en esos barcos, los esclavos que Inglaterra trae de Sión, la Tierra Prometida. Suelo de Selassie[i], o Ras Tafari, el que ordenó a los negros hermanarse y volver al África fecunda, a la selva venturosa, a la tierra de los leones y de Dios.

 

II.

Una mañana de 1945, el Capitán Norval Marley huyó de Jamaica con su flota. Dejó, tras de sí, una isla empobrecida y a una esclava de dieciocho años encinta. El bastardo (negro, apellido inglés, rastas tempranas), va a llamarse Robert. Años más tarde errará por los suburbios de Kingston, fumará el cannabis bíblico de los etíopes, sabrá de Sión y de Selassie, robará una guitarra a un blanco para tocar a Fats Domino.

Dicen que nació y hubo un ruido de tambores en el África; un rumor que brotaba de la jungla.

Dicen que, en todas partes, los seguidores de Selassie levantaron la vista al cielo. Y sonrieron.

 

 

III.

Kingston, 1960. Bob mira con ojos de gaviota a la Jamaica desangrada, a la policía del Imperio dando palo en el lomo de los negros. ¡Si les quitaban el pan y les cortaban las rastas, para humillarlos! Bob siente el miedo, pero un mandato poderoso lo obligaba a no callar. Era en su sangre el llamado de Sión. Y desde el aro del trópico, desde el regazo cristalino del Caribe, su música como un puente, como un presagio, como una orden.

 

IV.

¡Get up, stand up! De Kingston a Etiopía, de Reykiavik a Sydney, se abre el eco de un reggae cáustico y sensual. Y es un negro manso, irreverente, quien lo ha soltado al aire como un hechizo. Hay color en el cuerpo de esa música (rojo, amarillo, verde), pero también dolor por el hermano sometido, por la Jamaica encadenada. Música de rastafaris: humo dulce y sagrado de cannabis, canciones que disparan al Sheriff, negra poesía insurrecta en el idioma de los blancos (ironía: en el idioma que los blancos plantaron en la lengua de los negros).

 

V.

Marejadas de canciones, para que el mundo sepa: la metáfora de la paz, la exhortación de que todos pueden amar y ser amados. Y al son de cada reggae, tras el velo intangible del cannabis, se despliega la bandera de la Tierra Prometida: el rojo de la sangre, el amarillo del oro, el verde de la tierra. Es música de oráculos, con el primer acorde en el Caribe y un destino en el suelo mágico de Sión, un poco más allá, un océano después.

 

VI.

La música es el único consuelo del exilio, por eso siempre ha sido cosa de profetas. Y es un negro manso, irreverente, quien ha soltado profecías como pájaros tricolores. Un día volverán los esclavos que Inglaterra se llevó de Sión. Volverán al Africa en carros a tiro de hipocampos, entre visiones de cannabis y el amor a Dios.

 

Tus pies heridos y desnudos crujen las arenas del Caribe. Pero no llores, muje. Era necesario que tu raza despertara, con música de corales, a la bestia ungida en la bandera de Sión. Era necesario este sonar de reggae; este canto rojo, amarillo y verde; este profeta.

 

VII.

América, 1981. El tiempo está abolido. Hoy ha muerto Bob Marley lejos de la tierra de leones. Y Dios dirá, cuando haga cuentas con los pueblos, que este hombre nació allí, o en todas partes.

 

 

Nota: Selassie fue último emperador de Etiopía y abolió la esclavitud en 1942, lo que ocasionó que muchos esclavos de América quisieran regresar al país. A Selassie también se lo conoció como Ras Tafari.



 

 

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